Evaristo Guerra, el Miguel Ángel del siglo XXI

El pasado 22 de enero de 2020, un equipo de Granada Costa se desplazó hasta Vélez-Málaga para conocer la obra y al artista. Allí nos encontramos con este malagueño ejemplar y muy querido por toda su provincia y España, Evaristo Guerra, un hombre experimentado y con ganas de hablar de su trabajo, y nos encontramos también con la puerta de la ermita de la Virgen de los Remedios, a la que pronto accedimos. Allí, fue el propio Evaristo el que nos explicó la magnífica e intrincada obra que encontramos y que se puede ver en las fotografías que acompañan el artículo. Pero antes de entrar en dichas explicaciones, conozcamos mejor al compañero del Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa, Evaristo Guerra.

Evaristo Guerra Zamora nace en Vélez-Málaga (Málaga), el día 5 de septiembre de 1942. Desde su infancia sintió verdadera pasión por la pintura y a los doce años ya había completado su primer óleo, “Vista de Benamocarra”. Dos años después empezó a estudiar en la escuela local de pintura junto al granadino Juan Morcillo. En septiembre de 1961 realiza su primera exposición individual en la Caja de Ahorros Provincial en Vélez-Málaga.

Camarín de la Virgen de la Piedad en Vélez-Málaga, en la calle en que nació Evaristo Guerra

Evaristo Guerra y la calle en su honor

Con diecinueve años se trasladó a Madrid con la intención de ingresar en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Mientras, trabajó como panadero y en una empresa serigráfica, entre otros, para poder seguir con su vocación. Realiza distintas copias de cuadros del Museo del Prado y otros cuadros de paisajes, composición o retratos.

En el año 1963 realizó su primera exposición en solitario en los Salones Macarrón, mientras que en 1968 se mudó a las Navas del Marqués, en Ávila, para poder estar en contacto con la naturaleza. En julio participa en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Este mismo año, contrajo matrimonio con María Adela Pareja Campos.

A partir de 1969, y en sus continuos viajes a su pueblo natal y al de su mujer, en tierras malagueñas, va introduciendo en su pintura unos “paisajes soñados” que dan un giro a su obra.

A partir de ese momento se sucedieron las exposiciones en solitario, como las que realiza en la Galería Biosca, en Madrid, o las mucha que realiza en Málaga. Toda persona puede visitar su obra si visita la Ermita de la Virgen de los Remedios, cuya decoración interior realizó entre los años 1995 y 2007. También ha realizado ilustraciones para libros, como “Desde el Zilguero”, del poeta Antonio Beltrán, o el libro de saetas de Gloria de Málaga, “Rezos entre azahares”. Como vemos, Evaristo Guerra tiene experiencia en la ilustración de libros, y es por ese motivo que el Proyecto de Cultura Granada Costa le ha pedido que sean ilustraciones suyas las que decoren la próxima Antología Solidaria dedicada al Papa Juan Pablo II, lo cual aceptó con agrado.

Vistas desde el Cerro de la Ermita

Ha realizado numerosas conferencias, como la que dio en 2001 titulada “el artista y su obra”, coordinada por Mª de los Ángeles de Armas.

Entre los numerosos premios que ha recibido este pintor, podemos destacar su selección en 1970 en la I Bienal “Blanco y Negro”. En 1972 obtiene con el paisaje titulado “Dos kilómetros para el pueblo”, el Premio Nacional de Pintura para Artistas Jóvenes de la II Bienal de la Revista “Blanco y Negro”. El día 4 de marzo de 1979 le es dedicada una calle en su pueblo: “Calle Pintor Evaristo Guerra”. Tiene varios reconocimientos, como el de “Hijo Adoptivo de Arenas” (Málaga), en 1970; “Hijo Adoptivo de las Navas del Marqués” (Ávila), 1987. Desde 1989 se celebra el Premio de Pintura “Evaristo Guerra” en Arenas (Málaga). En 1990 le nombraron “Axárquico de honor” en Comares (Málaga). En 1993 recibió el premio “Al mejor artista en la especialidad de pintura”, en la VIII Edición de los Premios Nacionales a las Artes Plásticas de la revista “Correo del Arte”. En enero de 2000 le conceden el Premio Puerta de Andalucía por la Provincia de Málaga organizado en Madrid por el grupo Summa Hoteles. En febrero de 2009 recibe en la ermita la excursión de la Hermandad de Romeros de San Bernabé. En noviembre, se aprueba por unanimidad en el pleno del Ayuntamiento, el nombramiento de Evaristo Guerra como Hijo Predilecto de Vélez-Málaga.

Evaristo Guerra con un ejemplar de la Antología Poética dedicada al Padre Ángel

Una vez dentro de la ermita de la Virgen de los Remedios en Vélez-Málaga, Evaristo Guerra procedió a explicarnos su obra:

Su padre era panadero, y él desde pequeño venía aquí a pintar al monte y como buena levadura para su arte, se venía siempre a la ermita para hablar con la virgen. A ella le pidió meter todo Vélez dentro de la ermita, y esa fue su primera idea.

Fue al obispado, hizo los bocetos correspondientes y le aprobaron la iniciativa de llenar todas las paredes de la ermita con Vélez-Málaga. Aquí hay 1150 metros cuadrados que ha regalado a la Virgen de los Remedios, al pueblo y a la humanidad.

Con esta idea empezó a pintar los murales, con Dios Padre que está ahí arriba, unos niños jugando con una veleta, una niña con diábolo y el cabrero con su rebaño. La imagen continúa con otros muros, estando siempre de fondo la sierra de Tejeda, que divide las provincias de Málaga y Granada, y en medio está la estatua de Cristo, reflejando la Pasión. Al final ha querido reflejar la recogida de la caña de azúcar, típica de la zona. En la parte de arriba ha dibujado la enunciación y los ángeles, rodeando la ermita.

En el siguiente mural vemos la iglesia de San Juan Bautista, que es la parroquia de Vélez, el castillo, que está a la derecha, y al fondo se ve Comares, desde donde se pueden ver veintidós pueblos de la provincia de Málaga. Es por esto que se dice de esta ermita que es la ermita transparente, porque se refleja el paisaje que se vería a través de sus paredes… Ha querido representar oficios que ya prácticamente se han perdido, como es el de alfarero, la mujer que coge agua de la fuente con una cañavera haciendo de embudo, una mujer haciendo encaje de bolillo y una compañera que incluso podría ser María Zambrano, porque se le parece bastante. Sigue el paisaje, que empezaba por la sierra de Tejeda, y ya viene bajando hasta encontrar el Cristo de Mar, con un mar por detrás, valga la redundancia.

Continúa el paisaje por los muros cercanos a la entrada. Allí encontramos una talabartera, cuyo oficio tampoco existe hoy día. Frente al monumento que encontramos se encuentra el propio Evaristo con doce años cuando iba cargando pan para ayudar a su padre, a la vez que pedía a la Virgen de la Piedad poder ser pintor. Le concedió ser reconocido no solo en Málaga, sino en toda España, también a una mujer que le ha dado tres niños y posteriormente llegaron cinco nietos. De hecho, recogió a su hija Lola junto a su marido y su hija, al lado de la Virgen María.

Encontramos en el mural el Convento de las Carmelitas, porque aparte de los oficios ya perdidos, también quiso representar los monumentos de Vélez-Málaga. Enfrente encontramos a Pedro “el de los Helados”. Estas personas vienen de los recuerdos de su niñez, y esa idea de meter al pueblo de Vélez-Málaga gustó mucho al Padre D. Fernando Sebastián, tristemente desaparecido.

A continuación, encontramos a la mujer de los churros, que en Vélez-Málaga se les llaman tejeringos, y detrás el Palacio de Beniel, donde se encuentra la Fundación María Zambrano. Al fondo, si abriéramos la puerta veríamos el mar, así que en la pintura se representan tanto el mar como barcos y hombres con redes en homenaje. También vemos niños jugando a la piola y otros juegos populares.

Al entrar por la puerta principal encontramos los ángeles repartiendo estrellas, y así tienen el techo lleno de ellas. Si seguimos por las paredes de la derecha encontramos una puerta, y encima a Isabel. Como se ve, hasta los quicios y los rellanos de las entradas los ha querido meter dentro de la ermita. Es como si el paisaje desde fuera viniera dentro de la ermita.

A continuación, vemos la sucesión de casas que veríamos en el exterior, al canastero, al herrador, al latero… Este era un hombre que tenía mucha gracia, según cuenta Evaristo, porque cada vez que pasaba un avión por el cielo decía “hay que ver lo que hacemos los mecánicos”. Con esto ya hemos visto los murales y quedaría el techo.

En el techo tenemos la enunciación, la visita a la prima Isabel, el niño perdido y hallado en el templo, el nacimiento de Jesús… En la parte izquierda del techo son todo escenas donde aparece la Virgen María. Al fondo vemos a la Virgen de los Remedios cuando sale de la ermita, y están todos los roperos. En Vélez-Málaga, todos los treinta de mayo, se realiza una fiesta que conmemora este hecho y viene todo el pueblo y gente tanto de los alrededores como de fuera. Seguimos con las Bodas de Caná, Pentecostés, la subida de la Virgen y terminamos con la Virgen María y Jesucristo en el cielo. En el resto de la bóveda están los ángeles mirando hacia abajo, hacia los murales que Evaristo ha pintado para esta ermita.

Esta es la ermita más grande de España pintada por el mismo pintor, es el trabajo de toda una vida, y estos son los dibujos con que estos 1150 metros cuadrados han sido pintados. Evaristo espera que este patrimonio de la ermita y del pueblo de Vélez-Málaga viva para siempre.

De los muchos artistas que han homenajeado a Evaristo Guerra hemos decidido reproducir las palabras de dos de ellos. El primero es Luis López Anglada, Premio Nacional de Literatura:

EVARISTO GUERRA EN SU OFICIO DE ALEGRÍA

Tal vez el mundo no es tan bello como nos lo muestra Evaristo Guerra, pero él piensa que debiera ser así. Mundo para ilustrar códices o para ayudarnos a soñar. En esas casas la gente tiene alegría. Los caminantes que sigan esas veredas cuajadas de margaritas tienen que ir cantando. El campesino que venga del campo a guardar el ganado en esos corrales, tras de los que se asoman las ramas del almendro, va a encontrar un sosegado y alegre descanso. Si el mundo no es así, debiera serlo.

Evaristo Guerra quiere que el mar sea mar, y la pradera, pradera.

Y si en la gran ciudad todo eso suena demasiado lejano, peor para ella; el muchacho que vino a golpes de esperanza se vuelve con la convicción de que él ha cumplido con su obligación de proclamar la belleza, la armonía y el sosiego. Su “dolorido sentir” es más garcilasiano que de Espronceda. Y, si a pesar de todo le llamamos ingenuo, Evaristo Guerra nos mira con sus ojos de iluminado, se encoge de hombros, alza su tienda y se vuelve a Vélez-Málaga, donde el cielo es azul, los campos limpios y el mundo se la ha tendido, vestido de gala, para que él lo pinte como quiera.

También recogemos las palabras que le dedicó en un soneto el también malagueño, Carlos Benítez Villodres, escritor, poeta y compañero del Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa:

 

EVARISTO GUERRA

  

En Vélez Málaga nació un lucero

que se llama Evaristo, emperador-

luz del arte pictórico. En su honor,

para los soles siempre es el primero.

Evaristo es un cielo, un caballero,

que vive cada día con amor

fraterno, y nos entrega lo mejor

de su arte abierto al nardo y al acero.

Es la más pura esencia de su arte

que transforma la pena en alegría

al calor de su vida coronada

por la fragancia que la rosa imparte

a los ríos, con miel de gallardía,

que reflejan la paz de una mirada.

 

Por último, destacamos la propuesta del Presidente del Proyecto Nacional de Cultura Granada Costa a los miembros del jurado de premios y distinciones, para que Evaristo Guerra reciba el Premio Humanidades en su modalidad Pictórica el próximo año 2021 en Madrid.

Crónica de Carlos Álvaro Segura Venegas

REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE LA VISITA A LA ERMITA DE LA VIRGEN DE LOS REMEDIOS EN VÉLEZ-MÁLAGA POR GRANADA COSTA:

 

 

Techos de la ermita

Antonio Segura grabando las explicaciones de Evaristo Guerra

Autorretrato de Evaristo Guerra a los doce años repartiendo pan

La hija de Evaristo, Lola, su yerno y su nieta

Isabel y Manolo, quinta generación al cuidado de la ermita, junto a Evaristo

Pepe Segura haciendo entrega de un ejemplar de la Antología Poética dedicada al Padre Ángel a Evaristo Guerra

Dedicatoria de Evaristo Guerra

Unos visitantes de la ermita haciendo preguntas al autor de las pinturas