Comparte:

Me hallo sentada cómodamente en mi sillón de orejeras mientras los rayos de un tibio sol en una tarde de invierno, atravesando la amplia cristalera que da a la terraza, como una caricia me bañan toda. Es esa hora primera de la tarde en que sumida en el nirvana, mis biorritmos descienden lentamente tomando un café, obligada rúbrica después de la comida.

          Sé que tengo que escribir mis dos páginas correspondientes al Rincón Poético, así que, sacudiendo la pereza, me dispongo a glosar hoy a la estación protagonista del año: el señor Invierno.

          Para ello, he seleccionado un pequeño grupo de grandes poetas, por desgracia todos desaparecidos, pero que a través de su poesía, que es eterna, vivirán para siempre porque ya han alcanzado la inmortalidad .Llegue pues a ellos, hasta el Parnaso donde ahora se encuentrarán, este pequeño homenaje, muy resumido por mor del espacio y también para no cansar a quien tenga a bien leerme.

          Comencemos pues por un poeta, grande entre los grandes.

 

           RUBÉN DARÍO.- ¿Quién no ha recitado, leído o, al menos, oído esos preciosistas poemas de Princesas y Margaritas? La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa?…  Margarita, está linda la mar y el viento… Sí, lector de Granada Costa, yo misma, no hace mucho tiempo, recité la romántica Sonatina en un acto homenaje dedicado a un poeta también nicaragüense, Ricardo Llopesa, gran conocedor de la obra y figura de su paisano, Rubén Darío, y de quien me cupo el honor de su amistad y coincidir con él en varios actos literarios. Querido Ricardo, desde estas páginas, te mando al Cielo un recuerdo cariñoso y pleno de admiración hacia ti como gran poeta y gran persona.

          Volviendo a Rubén Darío, cuyo verdadero nombre es Félix Rubén García Sarmiento, nació en Metapa, Nicaragua, el año 1867, falleciendo en 1916. Fue el creador del término “modernismo”, género literario caracterizado por la ruptura con el realismo, utilizando un lenguaje nuevo, exquisito, refinado, lleno de metáforas y sonoridad, huyendo de la realidad, siendo Rubén Darío el más genuino representante del modernismo. Muestra de ello son sus obras principales: Azul (cuentos y poemas). Prosas profanas (poemas). Cantos de vida y esperanza, considerada la obra más importante del modernismo. El canto errante, amén de numerosos libros en prosa, artículos y novelas.

          Diplomático, residió en España durante quince años con su compañera sentimental, pese a estar casado, Francisca Sánchez, con la cual tuvo tres hijos.

          Está considerado el poeta de mayor influencia de la lengua española y de toda Hispanoamérica.

          Como entrada a los poemas que glosan al invierno, he elegido este preciosista soneto perteneciente a Azul, en el cual el poeta contempla a su amada Carolina, durante un día de invierno, rodeada de una ambientación exquisita, exótica y refinada -porcelana fina, biombo de seda del Japón, gato de angora-, todo un mundo de belleza y sensualidad en el París de 1888.

En invernales horas, mirad a Carolina.

Medio apelotonada, descansa en el sillón,

envuelta con su abrigo de marta cibelina

y no lejos del fuego que brilla en el salón.

El fino angora blanco junto a ella se reclina,

rozando con su hocico la falda de Aleçón,

no lejos de las jarras de porcelana china

que medio oculta un biombo de seda del Japón.

Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño:

entro, sin hacer ruido: dejo mi abrigo gris;

voy a besar su rostro, rosado y halagüeño

como una rosa roja que fuera flor de lis;

abre los ojos; mírame con su mirar risueño,

y en tanto cae la nieve del cielo de París.

          PABLO NERUDA.- Puedo escribir los versos más tristes esta noche… poema archiconocido de este poeta chileno Premio Nobel de Literatura en 1971. Premio Nacional de Literatura, Chile 1945. Premio Lenin de la Paz, 1953 y numerosos otros premios recibidos a través de su dilatada obra.

          Su verdadero nombre era Ricardo Eliécer Neptalí Reyes Basualdo, nacido en Chile en 1904 y fallecido en 1973.

          Viajó por países de Oriente y otros lugares, residiendo también en Madrid desde el año 1934 hasta el 1937, donde tomó contacto con la generación poética del 27 y dirigió la revista de poesía Caballo verde. Ingresó en el partido comunista en 1945, lo que se reflejaría en su obra literaria. Prestó asimismo servicios consulares en París y México. Fue senador en 1943 y 1945, pasando a la clandestinidad y posteriormente al exilio en 1949. En 1970 fue nombrado por Salvador Allende embajador en París.

          Su obra literaria es bastísima, siguiendo diferentes tendencias desde el modernismo, pasando por el surrealismo hasta la denuncia social. Destacan: Crepusculario, 1919. Veinte poemas de amor y una canción desesperada, 1924, la más famosa con la que se dio a conocer internacionalmente. Residencia en la tierra, 1933-1935, obra vanguardista. Tercera residencia, 1942. Canto general, 1950. Estravagario, 1958, sencilla y humorística. Y una autobiografía: Confieso que he vivido, publicada póstumamente en 1974.

          En el poema invernal que he elegido, el poeta se hunde, se sumerge en la estación de invierno: Soy un libro de nieve. Al principio del poema, va nombrando luminosa y colorida cada estación hasta llegar a la oscuridad del invierno, recordando su infancia, envuelto en melancolía y en la fugacidad de su ser.

 

LLEGA EL INVIERNO

Llega el invierno. Espléndido dictado

me dan las lentas hojas

vestidas de silencio y amarillo.

Soy un libro de nieve,

una espaciosa mano, una pradera,

un círculo que espera,

pertenezco a la tierra y a su invierno.

Creció el rumor del mundo del follaje,

ardió después el trigo constelado

por flores rojas como quemaduras,

luego llegó el otoño a establecer

la escritura del vino:

todo pasó, fue cielo pasajero

la copa del estío,

y se apagó la nube navegante.

Yo esperé en el balcón tan enlutado,

como ayer con las yedras de mi infancia,

que la tierra extendiera

sus alas en mi amor deshabitado.

Yo supe que la rosa caería

y el hueso del durazno transitorio

volvería a dormir y a germinar:

y me embriagué con la copa del aire

hasta que todo el mar se hizo nocturno

y el arrebol se convirtió en ceniza.

 

          RIMBAUD.- Jean Arthur Rimbaud, poeta francés nacido en 1854. Rebelde, bohemio, vagabundo por el mundo, vivió también una turbulenta relación con el también poeta Verlaine que terminaría con la cárcel para este último a causa de un disparo dirigido a Rimbaud. Este, poseedor de una extraordinaria precocidad intelectual, escribió sus primeros versos a la edad de diecisiete años. Espíritu inquieto, se dedicó a viajar por Europa, Oriente y África. Fue voluntario en el ejército colonial holandés, desertando del mismo y regresando a Marsella con una rodilla infectada, siéndole amputada la pierna como consecuencia y muriendo a los pocos meses, en 1891, a los treinta y ocho años de edad.

          Su extraordinario obra poética, casi ignorada en la vida del poeta, sitúa a Rimbaud entre los principales autores decadentistas y en los orígenes del surrealismo.

          Un nuevo soneto, este asonante y libre de rima en el cual abundan los verbos en futuro, durante un viaje amoroso en tren, sin meta, un día de invierno. El comienzo del amor es blanco como el invierno y se va tornando rosa, luego rojo, a medida que se enciende la pasión, y finalmente, se vuelve opaco y negro al cambiarse el amor romántico por otro salvaje y pasional. Un temor surrealista amenaza en las tres últimas estrofas.

A ELLA

En invierno viajaremos, sobre cojines azules,

en un vagoncito rosa.

Seremos felices, habrá un nido de besos locos,

ocultos en cada blando rincón.

Cerrarás los ojos para no mirar por los cristales

la noche y sus negra muecas,

esos monstruos amenazantes, lobos negros, negros diablos

como muchedumbre atroz.

Después sentirás en la mejilla un arañazo…

Y un beso muy pequeño, como una araña alocada,

correrá por tu cuello.

Y me dirás: “¡Búscala!”, inclinando la cabeza.

Pero, ¡cuánto tardaremos en encontrar esa bestia

que viaja y viaja sin meta.

          ÁNGEL GONZÁLEZ.- Poeta español galardonado con el Premio Príncipe de Asturias, 1982. Miembro de la Real Academia Española, 1996. Premio Ciudad de Granada Federico García Lorca, 2004. Premio Julián Besteiro de las Artes y las Letras, 2001, etc.

          Ángel González nació en Oviedo en 1925. Licenciado en derecho y periodismo, en 1972 se estableció en EE.UU donde ejerció como profesor en la Universidad de Nuevo México. Es uno de los poetas más representativos de la llamada Generación del 50, caracterizada por su adscripción al realismo y la poesía social.

          En 1956 publica su primer libro, Áspero mundo, por el que obtuvo un accésit en el Premio Adonáis. Le seguiría Grado Elemental, Premio Antonio Machado en 1961. Palabra sobre palabra, 1968. Los ensayos: Juan Ramón Jiménez, 1974, y Aproximaciones a Antonio Machado. Falleció en Madrid el 12 de enero de 2008.

          El poema Canción de amiga tiene dos estrofas unidas por un hilo conductor: el hielo. En la primera, el poeta nos describe una noche de invierno en la cual todo es hielo: las ramas de los árboles, las calles, las estrellas… En la segunda estrofa hay un paralelismo con su helado corazón al ser abandonado por su amada. Y el poeta, entristecido, no recuerda un invierno tan frío como aquel.

CANCIÓN DE AMIGA

 

Nadie recuerda un invierno tan frío como este.

Las calles de la ciudad son láminas de hielo.

Las ramas de los árboles están envueltas en fundas de hielo.

Las estrellas son destellos de hielo.

Helado está también mi corazón,

pero no fue en invierno.

Mi amiga,

mi dulce amiga,

aquella que me amaba,

me dice que ha dejado de quererme.

No recuerdo un invierno tan frío como este.

 

          JULIO VERNE.- Sí, sé que alguno se preguntará si no me habré equivocado, ya que Julio Verne es conocido por sus famosas novelas La vuelta al mundo en ochenta días. Veinte mil leguas de viaje submarino. Viaje al centro de la Tierra. De la Tierra a la Luna. La isla misteriosa. Cinco semanas en globo. Miguel Strogoff… Todas ellas llevadas a la pantalla con notable éxito y escrupulosamente documentadas y ayudadas gracias a los numerosos viajes realizados por el escritor y su interés por la tecnología y la revolución industrial.

          Julio Verne, cuyo nombre completo es Jules Gabriel Verne, nació en Nantes, Francia, un 8 de febrero de 1888. Fue escritor, poeta y dramaturgo, considerado como el padre de la ciencia ficción, ya que fue capaz de imaginarse objetos y máquinas que aún no se habían creado pues tuvo una visión de los futuros descubrimientos tales como el submarino, el viaje a la luna, cohetes, helicópteros, etc., y desde 1979 es el autor más traducido en el mundo después de Agatha  Christie. Murió en Amiens un 24 de marzo de 1905.

          Pero también fue un gran poeta y como muestra, sirva este original soneto dedicado al invierno donde el poeta describe la escena de un soñador frente al fuego del hogar, una fría tarde de invierno, feliz soñando en su butaca, conformista y burlándose del frío, mientras, al atizar la lumbre, esta crece como una estrella caída.

CUANDO POR EL DURO INVIERNO

Cuando por el duro invierno que tristemente vuelve

la nieve con sus largos copos cae, blanqueando el techo,

permita que el gemido del tiempo la enfrente.

Por nuestros numerosos haces, ¡devuélveme la estrecha chimenea!

Para el ocioso soñador, la dulce sobremesa

con los pies sobre los morrillos, sueña, cree

¡La felicidad! –él no quiere delante de su chimenea más

que una butaca bien suave, ¡donde pueda burlarse del frío!

Atiza su fuego por medio de sus tenazas;

la llama crece, como una estrella caída.

La chispa que el ojo ve en la sombra se mantiene y sigue.

A él le parece entonces ver que los astros de la noche se muestran;

la ilusión se redobla; ¡está feliz! piensa unir

¡al calor del día el encanto de la noche!

          Amigos, también nosotros podemos soñar al amor de la lumbre de una buena chimenea, enfrascados entre las páginas de un buen libro de poemas, dejando pasar las tardes de invierno con la esperanza de que una nueva primavera llegue a nuestras vidas.

Vuestra amiga Carmen Carrasco

0 thoughts on “EL INVIERNO Y LOS POETAS

Deja un comentario