El gran oficio: beneficio y vergüenza de la política

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OPINIÓN

Haciendo balance sobre la dedicación y la vida de los políticos hay que resaltar como estamos viendo cada vez más, el cinismo de la política, hasta dónde llega su carroña o ambición de poder. Sobrevivir, a costa de alianzas en un tablero político que asombra. Que un presidente de una Comunidad autónoma diga que lo que importa es coger el sillón, ya dice mucho de los que se dedican a la política. También que una diputada diga que no es lo mismo ganar 76.000 euros y tener un chófer en casa también dice mucho que significa dedicarse a la política para algunos. Sobre todo, los que se dedican a vivir por y para ello. Ni que decir tiene que está muy lejos de los auténticos fines que se debería buscar para el bien general y mantener la protección de los intereses de la población. En este sentido, está clarísimo la prioridad política y económica. Dignificar la sanidad, la empleabilidad, o la educación son objetivos que deberían dar respuesta a los males estructurales y a la precariedad laboral.

Así pues, lo importante en esta pandemia, después de proteger los diferentes tipos de salud, debe ser siempre apoyar el empleo, atender a los más desfavorecidos por cualquier razón y a los pensionistas como se merecen. No obstante, si lo más relevante es el mantenimiento en el poder, cueste lo que cueste, nos indica cómo se hace frente a los problemas realmente, véanse las decisiones respecto a las elecciones que se adoptan más necesarias incluso que la protección sanitaria, dejando perder si hace falta las ayudas o partidas presupuestarias. Porque no se rema en la misma dirección. Espejismo o muro político según se considere, con el que “enquistar” el poder o gracias a una afortunada carambola o acuerdo que le lleve a una mayoría sostenida como sea, mientras se comparta alguna parcela del gobierno.  Con métodos o formas poco éticas, cambiando voluntades o incumpliendo programas.

Por lo que si algo está claro es que no se juega limpio y se miente mucho. Asimismo otra manifestación de una diputada recientemente poniendo en tela de juicio a los “profesionales de la política” es un ejemplo claro de lo que piensan los que nos representan y no como sería de esperar de los ajenos…Indignación lamentablemente ante palabras tan desafortunadas cuando no de unos como de otros, y recientemente por ataques por depresión y ansiedad ante la salud y asistencia mental o “moral”, por cualquier motivo más que justificado de desesperanza ante sujetos que brillan por la oscuridad de su lenguaje en el interior de la gran caverna platónica.

Francisco Velasco Rey

Peñón s

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