El ejercicio del poder en el acoso sexual

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A raíz de que  el periódico  The New York Times destapara, a finales de octubre del 2017, los delitos sexuales cometidos  por el productor de Hollywood Harvey Weinstein, el acoso sexual al que sometía a las artistas que querían tener un papel en sus películas. A partir de esa noticia se ha producido una cascada de acusaciones a otros productores, directores, actores ( Kevin Spacey, Dustin Hoffman, Woody Allen etc..) o fotógrafos (Terry Richardson por ejemplo), entre otros. Aunque el escándalo parecía que estaba solamente dirigido en un primer momento hacia el acoso sexual del hombre hacia la mujer, luego se fue comprobando que se ha dado tanto de tipo heterosexual como homosexual.

La muerte en 1921 de Virginia Rappé, durante una fiesta en casa de Fatty Arbuckle  fue el primer escándalo sexual que movió todos los cimientos de Hollywood. Aunque nunca quedo claro lo que realmente ocurrió en esa fiesta  y que ocasiono la muerte de Virginia, la carrera de Fatty Arbuckle quedo definitivamente dinamitada. Este escándalo fue el inicio de una corriente de defensa moral, que dio lugar a que finalmente Hollywood aplicara  el Código Hays de 1934 a 1967. El Código Hays consistía en  una serie de reglas que restringían lo que se podía o exponer en las producciones cinematográficas. Con lo que fue peor el remedio que la enfermedad, ya que además de instaurar la censura, el poder continuo actuando desde otras formas “amorales” según el mencionado Código Hays.

Creo que todos estaremos de acuerdo que existen actrices/actores se han acostado (de forma voluntaria o presionadas por diferentes variables) con productores o actores para poder tener un papel en una película y que esto les reportó unos benéficos. Como también puede que solamente obtuvieran un papelito sin importancia y terminaran en el famoseo televisivo,  en la prostitución o simplemente desencantadas/os, abandonaran la idea de continuar con su carrera artística.

Pero en otros casos, como el que denunció la actriz Mira Sorvino (escarizada por la película “Poderosa Afrodita” y de otras película, aunque no de primera fila no por eso importantes, como la que hizo sobre la prostitución “Tráfico humano”),  el hecho de no acceder a las pretensiones de Harvey Weinstein implico un ostracismo y mala prensa. Según cuenta el director neozelandés, Peter Jackson, Weinstein le disuadió  para que no contratara a Mirna para la trilogía del “El Señor de los anillos”. Insistió en que era una actriz  conflictiva, poco profesional, que era una pesadilla trabajar con ella. Recientemente Jackson se ha disculpado con Mirna, confesándole que en 1988 no existían motivos para cuestionar a Weinstein, pero que ahora se daba cuenta que lo que realmente era un “mafioso de segunda fila”. Pero el mal estaba hecho. Cuantas otras actrices y otros actores,  que quizás no lleguemos a conocer, también vieron como su carrera artística era cercenada por no acceder a las presiones del acoso sexual al que fueron sometidas/os.

Por otro lado, desde Francia algunas voces como Catherine Deneuve, plantearon el tema de la libertad de poder filtrear y en contra de determinadas actuaciones llevada a cabo por feministas militantes. Estas  declaraciones levantaron muchas críticas, porque  parece que se interpreto como que Deneuve decía  que los hombres tenían libertad para importunar a las mujeres. Finalmente tuvo que pedir perdón a las víctimas que se sintieron ofendidas.

Deneuve olvidó, al centrar el tema en las mujeres, que el acoso sexual, como dije anteriormente, se da tanto en hombres como con mujeres, porque en el fondo todo se reduce a una situación de poder del hombre o la mujer que lo ostenta. Por esto sería muy frívolo  reducir el tema del acoso sexual al tema de las actrices y modelos. El tema es mucho más amplio porque se pueden dar en cualquier situación donde el poder es ejercido por un hombre o una mujer que considera que esta en una situación de poder. Hay muchas frases que se usan normalmente, para expresar esta situación de dominio: “pasar por la piedra”, “mirando hacia Soria” o “derecho de pernada”, entre otras, parece que continúan siendo vigentes.

“Pasar por la piedra” es una expresión que significa claudicar, humillar, ser castigado. En la antigüedad, cuando un jefe era vencido, la forma de humillarle era sodomizarle delante de su tropa. La sodomización al margen de las relaciones homosexuales consentidas, tiene también el significado de dominio. “Mirando hacia Soria” tiene su origen en el reinado de Felipe I y Juana la Loca. Parece que Felipe I la usaba para mantener relaciones sexuales en un observatorio que había hecho construir para evitar que Juana sospechara, le decía que “iban a mira hacia Cuenca”. “Derecho de pernada” es un término se refiere al derecho del señor feudal de mantener relaciones sexuales con cualquier doncella que fuera a contraer matrimonio con uno de los siervo de su feudo. Pero el diccionario de la Real Academia Española le da una segunda acepción coloquial más amplia que hace referencia al abuso de poder.

Pero, ¿realmente cual es el tema de fondo? ¿Las mujeres víctimas del poder para poder acceder a determinas actividades?  Como podemos ver este es un tema muy resbaladizo y que puede generar, precisamente por la presión mediática y el comercio que este tipo de noticas genera, daños colaterales difíciles de manejar. Porque realmente el tema es mucho más grave que unas actrices o actores sufran o no acoso sexual. El tema es las mujeres y hombre que lo sufren pero como pertenecen a estatus sociales no visibles pasan desapercibidos. Las criadas que eran abusadas por los dueños o hijos de las casas donde servían. En la película inglesa Gosford ParK, se explicaba como el amo de la fabrica abusa de las trabajadoras jóvenes y luego “colocaba a los hijos”. En “Los Miserables” la protagonista, al no acceder a los deseos sexuales del encargado de la fábrica, era despedida y empujando a la prostitución como único sistema de supervivencia. La doble moral de la mujer que quedaba embarazada fuera del matrimonio y que si era expulsada de la familia corría un alto riesgo de terminar en la prostitución como única forma de supervivencia, dado que la mujer no tenía muchas posibilidades de sobrevivir.

Pero últimamente también estas mujeres van perdiendo el miedo. Como el famoso caso del “juez de la minifalda” de Lleida.  En 1989, MJL denunció al empresario con el que trabajaba Jaime Fontanet le había efectuado tocamientos en los pechos y glúteos por encima de la ropa y le manifestó que a cambio de acceder a sus deseos sexuales le renovaría el contrato de trabajo. La audiencia de Lleida señaló que “pudo haber provocado inocentemente al empresario por su vestimenta”. La sentencia condenaba al empresario a una multa de 40.000 pesetas por un abuso deshonesto hacia su empleada. El Tribunal supremo, al que recurrió el empresario, ratificó en su totalidad la sentencia, porque consideró probados los hechos y no admitió la vulneración de la presunción de inocencia que alegaba el acusado.

En el 2011 el caso Strauss-Kahn, presidente del Fondo Monetario Internacional. Nafissatou Diallo, limpiadora del Hotel Sofitel de New York, le acuso de intentarla violar y obligarla a practicar sexo oral. Strauss-Kahn lo negó, pero las pruebas de DNA demostraron que había semen en las ropas de Nafissatou y también se apreciaron lesiones en la vagina y el hombro, del que tuvo que ser operada. pero cuando se descubrió que había mentido sobre su pasado para justificar su solicitud de asilo en Estados Unidos, el fiscal la obligó a retirar los cargos. Finalmente el tema se termino con el pago de una indemnización por parte del político por daños y perjuicios. A raíz de esta denuncia, salieron otros escándalos. Además de enterrar su carrera política, también en el 2011 fue acusado de participar en una red de prostitución, fraude fiscal, etc.. Pero parece que este señor es bastante incombustible ya que volvió a casarse por cuarta vez.

Y no olvidemos el abuso sexual al que son sometidas las mujeres en las guerras, no solo en África, sino que en Europa en Bosnia, donde los serbios violaron masivamente mujeres musulmanas como una manera de doblegar y humillar al enemigo. O a los que son sometidos mujeres, hombres y niños refugiados o que quieren escapar de sus países y llegar a Europa. O los niños y niñas soldados. Y un largo etcétera que genera horror pero que parece que nadie pone freno.

Es importante que entendamos que el acoso sexual no es solo una cuestión de machismo sino de poder y de usar el poder para someter al otro y eso, lamentablemente no es solo una cuestión de machismo o patriarcado, sino que tiene que ver con la famosa frase del filosofo ingles Thomas Hobbes que en el siglo XVII popularizo la frase: Homo homini lupus, es decir: “el hombre es un lobo para el hombre”. Esta frase nos señalas los horrores que son capaces de llevar a cabo los seres humanos contra ellos mismos para conseguir imponer el poder sobre otro ser humano.

 

Dra. Carme Tello i Casany

Psicóloga Clínica

0 thoughts on “El ejercicio del poder en el acoso sexual

  1. Como siempre Carme no solo nos hace reflexionar, sino que sus informaciones nos ayuda a seguir creciendo como personas. Besos amiga. Toñy

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