Quiero referirme en este artículo, a la pandemia provocada por el Covid 19 y de la manera que ha irrumpido en nuestras vidas de forma tan traumática y dolorosa. Tenemos que añadir a esta zozobra, el desconocimiento real de su origen sobre el que se ha especulado de diversas formas, que si murciélagos, creado en laboratorios, guerras frías y económicas, etcétera; teorías diversas que rayan en la ciencia ficción de una sociedad futurista, pero mientras tanto la humanidad aterrada sin vacuna ni un tratamiento real para combatirlo, se centra en las afirmaciones de todo tipo dando palos de ciego y sin saber a ciencia cierta de que va el tema.
Y como el tema encaja muy bien en la ciencia ficción, esa ciencia ficción a la que nos tenemos que ir poco a poco acostumbrando por que en muchas ocasiones no son tan ficción como imaginamos sino afortunadas premoniciones de lo que nos espera, y que nos permiten ponernos en guardia y anticiparnos a lo que puede acontecer para ponerle remedio a tiempo; a ello me voy a referir citando algunos párrafos de mi novela editada en 2018. “El mensaje que llegó de las estrellas”, (varios de cuyos supuestos ya se han hecho realidad) y lo que describo a continuación de la página 109, podría encajar perfectamente con el virus del Covid 19.
“En muchos de los casos, de estos caldos de cultivo surgen nuevos virus y enfermedades tenebrosas, cáncer, SIDA, malaria, lepra, tuberculosis, y un largo etcétera. Enfermedades que ya tienen clasificadas en algunos casos, y otras muchas, que irán inexorablemente conociendo a medida que vayan minando la propia capacidad de regeneración de la naturaleza que los envuelve y protege, como son, vegetación, arbolado, zonas polares, ríos y océanos, capa de ozono, etc. La actual situación de su mundo (se refiere a nuestro planeta Tierra) me recuerda la nuestra hace algunos milenios cuando el PREC, algo parecido a lo que llaman ustedes cáncer pero mucho más virulento, y que indudablemente llegarán a conocer bajo otro nombre, nos mermaba de manera atroz, pese a nuestros vanos intentos por combatirla con los medios que nuestra elevada cultura y desarrollo científico ponía a nuestro alcance porque mutaba constantemente. Surgía, al igual que lo hacen otras infecciones respiratorias altamente mortales, como consecuencia de una reacción del organismo a la agresión de agentes extraños, lo que al propio organismo le hacía producir una especie de traumatismo regenerador de las moléculas dañadas, con tal desorden que por simbiosis se autodestruían en una reacción suicida del propio organismo en su afán de contener y aislar el mal que lo invadía”.
Y sigue, enumerando parte de las posibles causas de este virus.
También de la página 110, extraigo un pequeño párrafo por lo pedagógico que puede resultar respecto a este tema:
“ Desgraciadamente no debemos olvidar que todo el mal que provocamos a la naturaleza y en nuestro más próximo entorno, a corto o largo plazo, termina afectándonos inexorablemente a cada uno como individuo, en la misma proporción al daño causado por nosotros”.
Creo sinceramente, que debemos de aprender de estos tristes momentos que estamos viviendo en la actualidad y de cuanta amargura y desolación nos esta produciendo esta pandemia, para comprender lo feliz que se vive con paz y salud y considerar profundamente, lo frágiles que somos ante los avatares de la vida para dar gracias a Dios, por cada momento vivido compartiendo el calor y la fraternidad de los nuestros.
Antonio Prima Manzano