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Una de las relaciones sociales más complicadas que existe es… (no, no es la que piensan, no es la pareja)… es la relación con tu jefe. Y en la mayoría de las ocasiones es debido a que según las estadísticas tan solo un 8% de los directivos, gerentes o empresarios tienen cualidades innatas para ser jefes, el resto si no se esfuerzan por aprender, en el mejor de los casos quizás sus empresas no quiebren, pero tendrán una mala relación con su personal, lo cual incidirá en su baja producción y calidad de vida. También es cierto que existen empleados complicados, pero normalmente es el jefe el que escoge que trabajadores quiere tener, no al contrario.

“Tener un jefe justo, comprensivo, y que haga a los empleados sentirse valorados es un elemento crucial para la satisfacción del trabajador”, afirmó el editor de Yahoo! HotJobs, Tom Musbach.

¿Pero tan importante es la satisfacción del trabajador? Hace años se llevaron a cabo experimentos realizados por el psicólogo industrial Elton Mayo en las fábricas de General Electric Company de Chicago. Estos pusieron de manifiesto lo importante que es la motivación para el trabajador. El personal de aquella empresa tenía constantes quejas que estaban afectando la productividad y la directiva no entendía los motivos. Escogieron dos grupos de empleados a los que se les informó acerca de la finalidad del experimento, de modo que de alguna manera los experimentadores se convirtieron en sus jefes inmediatos.

El primer factor sometido a estudio fueron los efectos de la iluminación sobre el trabajo. Uno seria el grupo de control, con una luz constante durante todo el experimento. El otro seria el grupo experimental y a éste le fue aumentada gradualmente. De acuerdo con lo se esperaba, la producción aumentó en este segundo grupo, pero se llevaron una sorpresa al comprobar que también había aumentado la producción del grupo de control. Se procedió entonces a disminuir la luz del grupo experimental y se vio que esto tampoco afectaba la producción, por el contrario volvía a aumentar. Ante este resultado contradictorio acudieron a otros factores experimentales. Se introdujeron diversas variables en el horario, en los descansos, en las salidas anticipadas, etc., y a pesar de ello la producción seguía en aumento.

Entonces Elton Mayo se dio cuenta de que no se trataba  de un factor físico sino más bien psicológico. Los resultados demostraron que la actitud de los empleados hacia su trabajo, su propio grupo y los jefes intermedios había cambiado. Ahora se sentían importantes y el motivo es porque en el proceso del experimento los investigadores con el fin de llevar a cabo su trabajo les pedían consejos, ayuda y cooperación valorando sus opiniones. Iban y venían sin ser presionados por la disciplina impuesta desde arriba. De modo que ya no se sentían números anónimos, se identificaban con la compañía a la cual trataban de ayudar mediante aquel experimento. Sin querer habían creado un grupo social solidario debido al interés por los resultados del experimento mismo, había confianza mutua entre el grupo y una simpatía recíproca que llegaba hasta el jefe del equipo y los técnicos que controlaban el experimento.

Se mostró claramente la influencia del factor afectivo y volitivo. El aumento de la producción se debía a factores psicológicos como la satisfacción por las buenas relaciones entre el personal y los jefes. El experimento probó que los reglamentos restrictivos de los patrones y las actitudes de superioridad habían ejercido una influencia negativa provocando el desánimo, habían trabajado a disgusto y hasta limitaban voluntariamente la producción.

Aunque ya hace años que se sabe todo esto, muchas empresas siguen ancladas en la teoría de la obediencia en vez de la colaboración y en los últimos tiempos parece haberse hasta enquistado. Hasta casi diez años atrás la ya manida y repetida hasta la saciedad palabra “crisis” tenía para nosotros otras connotaciones y en nuestro uso diario otras aplicaciones, pero hoy día se ha incrustado en nuestro lenguaje como una gangrena a la que atribuimos todos nuestros males. Ahora ya todo es culpa de la maldita crisis, hasta el extremo de usarla en ocasiones como excusa para ciertos comportamientos. Por supuesto no podemos negar que tiene la culpa de muchas de nuestras tribulaciones, pero también es cierto que ha despertado en algunas personas actitudes positivas de superación con una visión constructiva. Sin embargo como en toda oportunidad de optimismo siempre está la otra cara de la moneda, el pesimismo. Este solo logra afianzar miedos que impiden el avance y el progreso y como siempre que existe miedo, también existe alguien dispuesto a aprovecharlo. Es el caso de algunos empresarios, jefes sobre todo de pequeñas y medianas empresas que con la excusa de apretarse el cinturón han visto la oportunidad. Con el Sacabocados de la presión le han hecho más agujeros de la cuenta al cinturón económico de sus empleados, sabiendo que el miedo a quedarse sin trabajo y no poder alimentar a la familia ni pagar una hipoteca les hará aguantar “carretas y carretones” como decía mi padre. Las noticias graficas por televisión y otros medios sobre desahucios y estadísticas de desempleo fomentando los miedos no hacen más que convertir al trabajador en victimas en potencia del abuso.

Este abuso puede incluir recortes en los sueldos, precariedad de los contratos, restrictivos calendarios laborales, horas extras forzosas sin cobrar, cosas que aunque a disgusto los empleados están asumiendo, sin embargo como se vio en el experimento lo que de verdad crea stress negativo, insatisfacción y hasta depresión en algunos casos es algo más sutil… el abuso del miedo, el abismo entre jefes con complejo de superioridad y empleados, el trato en ocasiones hasta vejatorio que se cobran como precio la dignidad.

Según Nathalie Detry Vicepresidenta de Barna Consulting Group en una de sus conferencias sobre la “actitud” de directivos, puso de manifiesto que un jefe en vez de ver en sus empleados amenazas deben ver oportunidades, de ese modo transmiten ilusión, ganas de mejorar y compromiso. F. Guijarro periodista del Diario de Mallorca entrevistó a Nathalie Detry quien dijo textualmente “han abusado del miedo, pero está demostrado que el miedo paraliza, hace que las personas se bloqueen y no sean creativos”. “La empatía es fundamental en las épocas de crisis, la capacidad de ponerme en el lugar del otro” “tener la capacidad de dar, de escuchar, de comprender, de conversar…” “El comportamiento de los jefes es uno de los factores que más influye en el rendimiento de los colaboradores. Si solo traslado presión, no comprendo las emociones de los demás.” “el modelo de presión no funciona.”

 

Manuel Salcedo Galvez

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