DIARIO DE UN POETA EL DÍA QUE CONOCÍ AL POETA Y ESCRITOR, CARLOS BENÍTEZ VILLODRES

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Cuando un amigo se va, algo en el alma se muere.

  

Escribir sobre una persona una vez que ha fallecido es siempre alto difícil, ya que, por norma, se tiende a hablar siempre bien. A veces, exagerando los méritos atribuidos a esa persona. Solamente sea para quedar bien ante el escaparate, aunque esas personas sean -no lo pongo en duda- sinceras en lo que escriben, por otro lado, sí es verdad, que, la mayoría son sinceros y honestos en lo que expresan en sus escritos.

            Pero aun más difícil resulta hablar sobre una persona cuando no se tiene la capacidad literaria para poder expresar todo lo que esa persona ha ido sembrando a lo largo de su vida. Y yo por supuesto, no ostento esa capacidad intelectual de poder expresar la trayectoria literaria y humanista – en este caso- De Carlos Benítez Villodres. Sé que son muchas las personas que han escrito y van a escribir sobre esta terrible ausencia. La ausencia de un querido y admirado amigo. Pero cada uno de ellos y ellas, se que son sinceros y honestos en lo que expresan. Carlos ha sido siempre una persona extremadamente generosa y leal y, uno de los grandes poetas y escritores de las últimas décadas.

            Carlos Benítez Villodres, que así es como él, firmaba sus trabajos, ha sido uno de los grandes poetas que ha tenido España en los últimos lustros. Un poeta de una envergadura intelectual impresionante. Maestro en el dominio de componer poemas de verso libre y especialista en componer el difícil arte de escribir bien un soneto y como no, las décimas. Su capacidad creadora ha sido inmensa. Una estrella resplandeciente en la constelación de la creatividad a la hora de crear los sonetos, que él dominaba a la perfección -para mí uno de los más destacados creadores entre los poetas actuales-. Era también un maestro en escribir décima, codeándose con los más grandes poetas repentistas de Hispanoamérica y especialmente de cuba, donde existen verdaderos maestros en este arte y me costa que Carlos era muy apreciado y querido entre ellos.

            Yo no soy crítico literario, y nunca me atrevería a hacer una crítica sobre la extensa obra de nuestro vate. La crítica -alabanza- lo harán los especialistas en el tema. Ya que, esta página es solamente para explicar cuando tuve la suerte de conocerlo personalmente.

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Carlos Benítez Villodres, Marcelino Arellano Alabarces y Suni Urbano Villa

            Carlos también ha sido un gran escritor, ensayista, crítico, periodista, etc. Sus colaboraciones se han publicado en múltiples medios de comunicación de España y el extranjero. Ha obtenido infinidad de premios que reseñarlos todos es imposible. Destacaré uno de ellos en que tuve el honor de ser miembro del jurado ese año, me refiero al Premio de Poesía “Ramón Llull”, que organizaba el poeta y escritor D. Pedro Parpal Lladó en Palma de Mallorca.

            Recuerdo que ese año se presentaron al concurso infinidad de obras, pero todos los miembros del jurado tuvimos la seguridad de que, entre todas las obras presentadas, la de Carlos era la mejor y, por lo tanto, por unanimidad de todos los miembros del jurado se le concedió el primer premio.

            Conocí a Carlos Benitez Villodres en un acto cultural organizado por el periódico GRANADA COSTA en un restaurante cercano a Granada, sobre el año 2003-4. Estaba acompañado de su encantadora esposa Loli Molina. Recuerdo que a la hora del almuerzo compartía mesa con Rogelio Garrido Montañana, poeta y escritor, recientemente fallecido en Barcelona y, que durante muchos años ha sido presidente honorifico de la Fundación Granada Costa. Ese día se me entregó un diploma y al pasar por su lado se levantó para saludarme, cosa que le agradecí. Hablamos brevemente. Un año más tarde di un recital de poesía invitado por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Ítrabo (Granada). Le pedí a Carlos que hiciera la presentación y aceptó, desplazándose desde Málaga y, como no podía ser de otra manera, por ser quien era. La presentación fue estupenda y tuvo que leer varios poemas, ya que, yo tenía la cuerda vocal número 1, en mal estado y en días posteriores fui intervenido quirúrgicamente con éxito.

            A partir de ese momento nos veíamos cada año, siempre por motivos culturales. La segunda vez que coincidí con él, fue en Salobreña (Granada), con ocasión de la presentación de mi libro “Poemas del amanecer” que me editó el Área de Cultura del Ayuntamiento de dicha ciudad. Un año anterior y en la misma colección editaron un libro a Carlos titulado “18 sonetos a poetas granadinos”, en donde tuve el honor de que me escribiese un soneto dedicado. Y compartir espacio con 17 poetas de prestigio granadinos. Soneto que reproduzco al final de este escrito.

            Nuestra relación literaria y de amistad se fue incrementando hasta su fallecimiento, ya que, Carlos participo asiduamente en la revista literaria “Arboleda” que yo dirigía y en un número fue el poeta invitado. Tuve el honor de que presentara varios de mis libros que con su verbo fluido y magistral les hacía engrandecer por sus palabras. Recuerdo cuando vino a Palma de Mallorca a recoger el premio “Ramón Llull” y le acompañé a él y a su esposa a dar una vuelta por el interior de la Isla. Los llevé a ver las famosas cuevas de Artá. Durante el trayecto, le sorprendía ver lo bien cuidado que estaba el campo y que ya le había sorprendido visibilizarlo desde el avión, lo bien señalizadas las parcelas. Pasamos una tarde espléndida y alababa continuamente la belleza de los paisajes y de lo grande que era la Isla. Por la noche los invité a cenar una comida típicamente mallorquina que fue de su entera satisfacción.

            Hay un hecho que sucedió en el año 2006 y que yo nunca olvidaré -lo que demostraba la gran generosidad que siempre regalaba a todos los que hemos tenido la suerte de conocerlo-. Fue en un encuentro literario en Lanjarón, organizado por el periódico Granada Costa.  fueron dos días de feliz convivencia con muchos poetas y escritores de ambos sexos. El domingo por la tarde todos los asistentes al acto se fueron marchando a su destino, pero yo debía quedarme en Lanjarón porque el avión para Palma no salía hasta el lunes siguiente desde Granada y no había nadie que me acompañase hasta el Aeropuerto. Carlos aceptó quedarse una noche más en el hotel para poder llevarme al día siguiente temprano hasta el Aeropuerto. Gesto que nunca podré olvidar, más si tenemos en cuenta que en dicho acto literario había varias personas que residían en Granada y Carlos que residía en Málaga aceptó acompañarme a una petición que le hizo el Sr. José Segura.

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            Nuestras conversaciones telefónicas que manteníamos eran siempre cordiales y enriquecedoras. Hablábamos de todo, pero especialmente de poesía. También he tenido la suerte de que me haya escrito el prólogo para mi libro “Lirios ausentes “que sí solamente fuese por esto ya vale la pena leer el libro.

            En las semanas posteriores a su fallecimiento he podido leer lo que distinguidas personas han ido escribiendo sobre él. Coincidiendo todos ellos en el gran hombre humano que ha sido. Hombre de una desmedida generosidad que entregó a manos llenas a los que hemos tenido la suerte de tratarle y de que fuese nuestro amigo. Nunca se negó a participar en cuantos actos culturales se le pedía, aunque para ello tuviese que desplazase.

            Ha muerto su cuerpo, pero su memoria permanecerá en todos nosotros por que personas como él, no mueren nunca. Nos queda su grato recuerdo y su numerosa obra literaria para que sirvan como fuente de aprendizaje para los jóvenes poetas de las décadas siguientes.

            Querido Carlos, siempre permanecerás en mi corazón mientras yo viva y creo que el día que me toque reencontrarme contigo en esa parte del cielo reservado a los poetas. Aunque a tu lado yo, sea solamente un aprendiz.

            Se que, aunque tu esposa Loli, tus hijos y nietos sabían de la gravedad de su enfermedad, no por ello, el día que te fuiste fue para todos ellos como una loza pesada que cayó  en sus corazones, como igualmente lo ha sido para todos nosotros que te quisimos y admiramos. Recibas mi abrazo más sincero allá donde te encuentres y vez preparando los poemas que hemos de recitar cuando yo llegue, que el tiempo pasa muy rápido y los años también. Yo ya no sé los años que tengo o, quizás sí y quiero olvidarlo.

Marcelino Arellano Alabarces

Churriana de la Vega web

El portón

web itrabo

0 thoughts on “DIARIO DE UN POETA EL DÍA QUE CONOCÍ AL POETA Y ESCRITOR, CARLOS BENÍTEZ VILLODRES

  1. Muchas gracias por tu precioso artículo, estimado Marcelino. Me ha emocionado enormemente. Se nota que está escrito con el corazón, cargado de cariño. Desconocía el detalle de Lanjarón. No me sorprende en absoluto, pues mi padre es una de las personas más generosas que he conocido. Y no lo digo porque sea mi padre. Muchas gracias por tus hermosas palabras hacia él. Seguro que ya las ha leído en el Cielo y desde allí te manda un abrazo enorme. Recibe otro desde aquí de su hijo Juan Gustavo, querido Marcelino.

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