LA FORMACIÓN DE NUESTROS POLÍTICOS

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Va ya para 15 años que en una reunión casual  de seis personas, unos amigos, otros vecinos y alguno sólo conocido comentábamos sobre la poca preparación que tenían algunos cargos políticos y de ahí su poca eficacia en el ejercicio de su cargo. Uno de los presentes se mostró muy locuaz y casi logró convencer, no a todos, pero sí a unos cuantos de que para ser político solamente se necesitaba  “tener ideología” lo demás sobraba. A continuación preguntó dirigiéndose a uno ¿A ti si te ofrecieron un cargo, por ejemplo, de Subdelegado del Gobierno,  aceptarías? Pues claro que sí, contestó antes de que terminara la pregunta. Seguidamente dirigiéndose a otro, ¿Y tú?  Éste carraspeó, nos dirigió una mirada furtiva a todos y respondió con convicción: yo también. El primer consultado era de ideología de izquierdas, el segundo de derechas. La única diferencia entre estos fue de tiempo. El de derechas parece que dudaba pero finalmente claudicó. Preparación y aptitudes  o méritos que aportaban estos dos… llamémosle sólo individuos, pues por su profesión los conoceréis. El de ideología de izquierdas era carpintero, el de derechas labrador, propietario de varios marjales de aguacates y chirimoyos.  Estudios: uno de ellos el Certificado de Graduado Escolar que se exigía en aquellos días; el otro que era un poco mayor, ni siquiera ese Certificado.

El que llevaba la voz cantante, vamos a llamarle  tertulia, con las manos abiertas, señalándonos a todos y con la cara llena de satisfacción dijo: “veis todos estamos dispuestos a ocupar un cargo por alto que sea, incluso el de ministro si nos lo ofrecieran”. Los estudios para los maestros, para los profesores y demás lechuguinos, la política es otra cosa que los hombres de “letras” no saben.

ante la hipótesis de que el carpintero pudiera ser Subdelegado del Gobierno (antes llamado Gobernador) se nos ocurrió preguntar qué conocimientos poseía  aquel labrador que ni tan siquiera había podido sacarse el Certificado de Estudios Primarios, el listo que había monopolizado la tertulia respondió categórico: “para eso están los funcionarios y el personal entendido que tú puedes contratar como asesores aunque no sean funcionarios y ya  está todo resuelto, y a mandar que para eso nos pagan”.

Estas son palabras, opiniones expresadas en una tertulia casual  y sin trascendencia, pero lo triste, lo penoso es que la realidad es más cruda, lacerante, ¿cuántos cargos hay ocupados por gente insignificante, sin méritos, sin capacidades para desempeñarlo?  La realidad supera la ficción. la ineficacia en la gestión y los errores con repercusión y trascendencia de sus actos son numerosos. Unas veces por intereses particulares o de partido, y otras por desconocimiento, por estupidez manifiesta, incluso otras, por mala fe. Y lo peor de todas las meteduras de pata de los cargos públicos es que no admiten responsabilidades, ni críticas, ni dimiten, ni los cesan.

         Este leguleyo que llevaba la voz cantante de la reunión, que por cierto sólo era albañil, decía simplemente lo que veía en los políticos y en su política. Por supuesto que pertenecía a un partido político y por tanto sabía lo que ocurría en su partido que en absoluto era nada ejemplar pues en ellos donde  se ve el verdadero cariz de sus miembros.

En el artículo 6º de la Constitución dice: “Los partidos políticos expresan el pluralismo  político,  concurren a la formación  y manifestación de la voluntad y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la Ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos”.

         Lo que no dice este artículo es qué se entiende por voluntad popular cuando cada ciudadano vota según sus intereses propios, de partido y otros simplemente por hacer la puñeta. En cuanto a la democracia interna, ¿Alguien lo ha visto en el interior de los partidos? Incluso los gobiernos se muestran como dictaduras, naturalmente en nombre de la democracia. Tampoco dice este artículo 6º cómo deben de ser los componentes de un partido en moralidad, en formación, en capacidades intelectuales, técnicas, ética y otras muchas cualidades imprescindibles para ocupar cargos de responsabilidad que afectan a todos los ciudadanos. Y por lo que continuamente estamos viendo ni se respeta  la Constitución ni las Leyes. No obstante, son los partidos los que confeccionan la Constitución y dan el visto bueno a las Leyes, dirigen las elecciones, forman el Parlamento y el Gobierno, controlan y dirigen la Administraciones, las empresas y organismos públicos, tráfico de influencias y otras formas de corrupciones. Y lo más traumático para los ciudadanos: deciden  a su antojo  cómo y cuánto tenemos que pagarles para su financiación.

Ante los hechos que diariamente estamos constatando en las tareas de gobierno  a todos los niveles pues no tengo más remedio que darle la razón a este albañil con ideas políticas; así  que para ser político sólo es necesario tener ideología, buenas tragaderas, impermeable a la crítica, hacer la vista gorda cuando convenga, echar balones fuera en los errores o en la inacción, no tener empleo, mentir sin que se te caiga la cara de vergüenza y sin remordimientos de conciencia, no ser demasiado inteligente, más bien listillo, aplaudir “con razón o sin ella” al jefe… cosillas de estas.  Recordemos también a aquel escritor escocés, Stevenson que afirmaba: ”La de político es tal vez la única profesión para la cual la preparación  es innecesaria”. En ello estamos.

JOSÉ ANTONIO BUSTOS

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